Certificado Registral | Todo lo que debes
saber

Qué es la certificación registral

Si vas a acudir a una entidad financiera para solicitar una hipoteca para comprar una vivienda, uno de los documentos que deberás presentar es el certificado registral. Si nunca has oído hablar de este concepto y quieres aclarar algunas dudas, este post te va a gustar.

¿En qué consiste la certificación registral?

Se trata de un documento que expide el Registro de la Propiedad y que permite acreditar toda la información relacionada con las condiciones y las características de un inmueble registrado. Para obtenerlo, debemos dirigirnos al Registro de la Propiedad que corresponda, según la ubicación del inmueble. Pero más adelante detallamos el paso a paso. Primero, aclaremos para qué sirve exactamente este documento y qué importancia tiene.

Qué uso tiene la certificación registral

Para cualquier tipo de transacción inmobiliaria, la información que nos aporta ese documento público firmado por un registrador de la propiedad es esencial. 

Estas son algunas de las situaciones en las que te será de gran utilidad o, mejor dicho, indispensable:

  • La compra de una propiedad: este documento da seguridad jurídica a la persona que adquiere un inmueble porque le permite saber si un inmueble tiene cargas, deudas o tiene que ceñirse a determinadas regulaciones urbanísticas.
  • La herencia de una propiedad: Heredar una vivienda no es precisamente una gestión fácil y libre de gastos o cargas. Gracias a este documento y la información que nos proporciona, en caso de heredar una vivienda podremos decidir si es o no buena idea aceptarla.
  • Es una garantía para el dueño de una propiedad, dado que le permitirá demostrar su solvencia si quisiera solicitar un préstamo a un banco.
  • Una exigencia en varias operaciones: petición de subvenciones, para participar en licitaciones públicas, …

Qué información contiene una certificación registral

Si te estás preguntando qué es exactamente lo que se especifica en este documento tan importante, te lo detallamos a continuación:

  1. Identificación del inmueble: una detallada descripción del inmueble, la ubicación y todas las características del inmueble.
  2. Titularidad: especifica quién es el propietario del inmueble
  3. Cargas y gravámenes. Especifica las posibles cargas que tiene el inmueble.
  4. Limitaciones: indica todas las restricciones impuestas por la ley de esa propiedad (de naturaleza urbanísticas, protección ambiental…)
  5. Historial de transacciones: concreta si se han dado compraventas, si se han realizado préstamos hipotecarios
  6. Estado de los pagos, rinde cuentas de las deudas pendientes asociadas al inmueble (como el pago de la comunidad de vecinos, por ejemplo).

¿Es lo mismo que una nota simple?

Principalmente hay 2 diferencias entre la nota simple y el certificado de registro:

  • Mediante la nota simple no se puede facilitar información sobre antiguos titulares de la propiedad.
  • La nota simple tiene una naturaleza informativa, mientras que el certificado de registro es un documento público que cuenta con la firma de un Registrador que permite dar cuenta como prueba y ante cualquier entidad. Por lo tanto, tiene validez jurídica.

En ambos casos son costes en los que se incurre a la hora de calcular el precio de registro de una propiedad. Por lo que cuanto más claros tengas los principales conceptos será mejor.

Pasos para obtener el certificado registral

Como hemos mencionado al inicio, para obtener este certificado tienes 2 vías: o bien lo solicitas en el Registro de la Propiedad, o bien haces este trámite a través de la web del Colegio de Registradores (registradores.org). En el caso de hacerlo telemáticamente, deberás:

  1. Identificarte mediante la firma electrónica.
  2. Aportar algún dato sobre el inmueble en cuestión para poder identificarlo. Por ejemplo, el CRU (Código Registral Único) o el IDUFIR (Identificador Único de Fincar Registrales).
  3. Deberás especificar por qué razón estás solicitando el Registro de la Propiedad, para que pueda determinarse si es o no un motivo legítimo.

Se expide en un plazo de cinco días a partir de la fecha de solicitud y, como hemos explicado, es indispensable en el caso de que quieras hacer valer tus derechos tanto frente a una persona física, como a organismos públicos, tribunales o lo que sea necesario.

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