Beneficios de la sauna y porqué deberías usarla

 

En el Paseo de la Dirección en el barrio de Tetuán hay una singular promoción de obra nueva que dispone de varias instalaciones de ensueño, entre ellas una sauna. El perfecto complemento al gimnasio totalmente equipado del que también dispone este proyecto compuesto por 2 torres de 100 metros de altura. Skyline Madrid cuenta, además, con huerto urbano, 2 piscinas (una de ellas panorámicas en la planta 24), una sala coworking, conserjería, garaje y trastero y terrazas con increíbles vistas al centro y sierra de la capital.

¿Qué beneficios tiene la sauna para tu salud?

La sauna es un espacio que se remonta a hace más de 6.000 años, y procede de Finlandia. Eran muchísimo más primitivas y eran un espacio sagrado donde uno iba para purificar su cuerpo. En la Finlandia del siglo V y VIII, se construyeron muchas cabañas de madera destinadas a esta práctica que ha llegado hasta nuestros días. A día de hoy, en este país nórdico hay 3 millones de saunas a pesar de que la población es de tan solo 5.5 millones de habitantes.

Resulta curioso pensar que en distintas civilizaciones y geografías se crearan espacios parecidos: los baños turcos, los griegos y los romanos también tenían sus baños termales (muchos de ellos visitados por millones de turistas en la actualidad) los indios americanos también tenían unas cámaras de sudorización que todavía hoy son habituales en Estados Unidos.

Veamos a continuación cuáles son algunos de los beneficios que nos aporta la sauna.

Mejorar tu circulación

Debido a que al entrar en una sauna nuestro ritmo cardíaco incrementa y se produce una dilatación de los vasos sanguíneos, esta práctica conlleva una mejora de la circulación. A su vez, esta mejora en la circulación se traduce también en una reducción del dolor muscular, del dolor de la artritis y una mejora de nuestro movimiento articular, junto con una reducción de la inflamación.

Disminución del estrés

Otro beneficio ligado al tema de la circulación es una sensación de bienestar y relajación que contribuye a reducir nuestros niveles de estrés. El estrés es una auténtica epidemia en la actualidad y es un factor de peso en el empeoramiento de nuestra salud cardiovascular. Por lo tanto, la sauna también puede ser un aliado que nos permita rebajar nuestras posibilidades de experimentar paros cardíacos.

Dormirás mejor

Una de las muchas positivas consecuencias de reducir tus niveles de estrés es que las noches se convertirán en tus aliadas porque la sauna nos ayuda a conciliar el sueño. Esto se debe a que nos aporta una sensación de bienestar, sobre todo si usamos la sauna como complemento a una rutina de ejercicio constante y adecuada.

Una piel limpia

La sauna revitaliza el órgano más extenso del cuerpo humano: la piel. Abre los poros haciendo que las impurezas sean más sencillas de eliminar y tiene un efecto revitalizante a la vez que depurativo.

Desmintiendo mitos sobre las saunas de vapor

Aunque los beneficios que nos brinda la sauna, como hemos podido comprobar, no son pocos, con el paso del tiempo se han extendido numerosos mitos que es conveniente desmentir o aclarar:

  • Quizá uno de los mitos más extendidos de la sauna es que sirve para perder peso, a pesar de que eso no es cierto. Lo único que conseguimos es perder líquidos, eso es todo.
  • Eliminar toxinas: no hay investigaciones científicas que lo corroboren. Sí que elimina patógenos que, a su vez, pueden provocar complicaciones respiratorias, pero eso no significa que le ponga fin a un resfriado per se.
  • Aumenta la esperanza de vida: hay estudios que corroboran que un uso regular de la sauna durante un periodo prolongado repercute favorablemente en la calidad de vida y, consecuentemente, contribuya a tener una vida longeva. Pero eso no significa que retarde el envejecimiento.
  • No hace crecer la musculatura. Eso solo lo consigue el ejercicio. Es cierto que la sauna es un gran aliado de la recuperación muscular pero no tonifica.

Conclusiones

A pesar de sus muchos pros, la sauna no está indicada para todo el mundo ni para todas las circunstancias: las mujeres embarazadas deben consultarlo con su médico porque puede suponer un problema dependiendo de la etapa de gestación en la que estén, los bebés no deben usarla, tampoco las personas con enfermedades del corazón, ni tampoco aquellas personas que tengan la tensión arterial muy baja, personas con varices en fase aguda, hipertiroidismo y otras complicaciones. En cualquier caso, ante la duda, siempre es recomendable consultarlo con un médico.

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